15 mayo 2010

Voluptuosidad

Voluptuosidad es una palabra que nos llena la boca con sólo pronunciarla. Aislarla de todo contexto, desarraigarla de la realidad, resulta completamente imposible: nos quedamos frustrados en el intento. Es una de esas palabras que se aferran a lo físico, y no hay manera de despojarla de sus implicaciones. Podemos derivarla y desplazarla a contextos que le son ajenos y, aún así, no conseguiremos moverla un ápice de lo físico: pared voluptuosa, la voluptuosidad del alambre, voluptuosamente caritativo, voluptuosa penitencia, célibe voluptuoso, frigidez voluptuosa. ¡Ni siquiera lo conseguimos voluptuosamente muertos!

No hay manera: esta palabra lo vicia todo, todo lo impregna con los jugos y aromas de su significado, único y contagioso: Complacencia en los deleites sensuales. Deleite, placer, goce. Contagia porque voluptuoso es quien inclina a la voluptuosidad, la inspira o la hace sentir, por eso siembra, disemina, infecta; pervierte, corrompe, seduce.

1 comentario:

Chufowski dijo...

Marcel Proust recurre a ella con frecuencia en su libro En busca del tiempo perdido, que ahora ando leyendo y cuya lectura más que una pérdida de tiempo me parece una ganancia.