15 diciembre 2017

Viakingos de Murcia / Música por el soterramiento

A rugidos de trenes,
canciones en las vías.
 
Un AVE impone muros
e incuba policías
mientras por la ciudad,
con gran algarabía,
reclaman los viakingos
-vecinos y vecinas-
que en los barrios del sur
no instauren pesadillas
de tapias y metales,
desprecios y fatigas.

Los políticos hablan,
consagran sus mentiras:
sus palabras son pecados
de obra y de sonrisa
 
tan falsas como heladas,
tan turbias como frías.
 
Con los trenes traicionan 
(y con aguas perdidas,
con mares moribundos,
truncadas autovías,
aeropuertos sin cielo
y otras cosas podridas)
y al ciudadano engañan
con sus cuentos y cifras.
Cambian sus opiniones
según sople la brisa.
 
A ruido de políticos,
músicas en las vías.
 
Los viakingos inundan
la ciudad con sus risas
mientras con sus canciones
y su altura de miras
claman soterramiento, 
lógica reivindican:
que al pueblo no encierren
tras muros de ceniza,
que no tapien los barrios
del sur como una cripta. 
 
Los viakingos entonan
notas funambulistas
que resisten las noches
de los noventa días.
 
Si el déspota gobierno
da voces con aristas,
los viakingos responden
con bromas e ironías 
y junto a los vecinos
por las calles caminan
y cantan esperanzas 
y cuentan las bombillas
que alumbran la ciudad
de Santiago a Gran Vía
(de la Redonda al Carmen,
del Rollo a Platería)
y a todos vientos claman
que tamaña  injusticia
condena nuestros barrios,
condena a las familias
que a un lado y a otro lado
de los trenes habitan.
 
Guitarras y tambores,
violines, baterías,
trompetas, clarinetes,
mil pulmones que silban;
 
percusiones y cuerdas,
vientos malabaristas
que se apuestan las horas
por que se haga sin prisas,
soterrada y al margen
de corruptas intrigas
esta ciudad que pierde
su futuro y su vida
a manos de tramposos
y ciegos egoístas.
 
A abusos de políticos,
viakingos a la pista:
Plaza Soterramiento,
Orilla de la vía.

13 octubre 2017

Preguntas prosoterramiento para políticos profesionales (por una Murcia moderna)


¿Por qué partís los barrios?
¿Por qué tanta mentira?
Vuestra promesa expira
y dejáis hechos zarrios 

los distritos del sur.
Empeñasteis palabras
y con abracadabras
trocasteis cual tahúr 

un no rotundo al AVE
en superficie: “MUROS
NO”, dijisteis seguros,
con tono de voz grave,

y ahora os entran las prisas
de meter catenaria
y tapia estrafalaria
con normas imprecisas. 

¿Y el túnel subterráneo
pa’ que entre el tren veloz?
¿Por qué esta burla atroz,
corredor mediterráneo, 

que en Murcia meterá
productos peligrosos
y que a los poderosos
empresarios dará 

inmenso beneficio
gracias a los impuestos
que vecinos honestos
pagan con sacrificio? 

Hacer Murcia moderna
no es incrustarle un tren
y que al pueblo le den
marginación eterna, 

sino integrar las vías
debajo de la tierra:
quien los trenes soterra
trae luces y armonías.

11 octubre 2017

Los escraches prosoterramiento en Murcia


Hay en Murcia últimamente voces afines al poder político que consideran el escrache como una conducta despreciable y merecedora de condena pública, incluso hay quien lo tipificaría, si pudiese, como acto delictivo y lo sancionaría penalmente. Hay, incluso, quienes aseguran firmemente que es un delito castigado por la ley.

Sin embargo, en general es considerado como un acto por el que un grupo de ciudadanos expresa su repulsa hacia una acción o una decisión realizada por políticos y orientada a satisfacer el interés particular de un reducido grupo de personas, normalmente ellos mismos y su cohorte, atentando contra el interés general de una considerable parte de la población.

En el caso de los vecinos del sur de Murcia, los habitantes de siete barrios están al borde de la exclusión, si se permite que, antes de que se soterren las vías, se levante el muro y se instale la catenaria para que entren el AVE y el Corredor Mediterráneo, como ya está ocurriendo. De momento la catenaria ya la están instalando y la segregación es cada vez más inminente, a pesar de la campaña publicitaria de los poderes públicos en la que se difunde que se va a soterrar (aunque sean 200 metros…), pero no se pueden olvidar los 30 años de mentiras en este sentido, ni que el PP cuenta entre sus filas con 834 imputados (Murcia, campeona de la corrupción).

De momento los vecinos de los barrios del sur han hecho algunos escraches a varios responsables de la segregación que se está perpetrando con las obras de las vías, donde están levantando el muro e instalando la catenaria: han visitado, en sus más de veintiocho días consecutivos de marchas y movilizaciones, al alcalde, al consejero de fomento y al presidente para expresar frente a sus casas el descontento que sienten y las fatídicas consecuencias que para sus vidas  tendrán dichas obras.

Así que unos dicen que los escraches son detestables, o que son delito, o que deberían serlo, y otros consideran que los escraches no están mal y responden a una necesidad de expresar el malestar social. Pero… ¿qué dirán sobre esta cuestión los tribunales de justicia?

Pues dice el Auto nº 81/14 de la Sección 16ª de la Audiencia Provincial de Madrid que el escrache es una “manifestación de grupos de activistas que se dirigen al domicilio o lugar de trabajo de alguien a quien se quiere denunciar y que tiene como fin que sus reivindicaciones tengan repercusión en la opinión pública” (pág. 4 del Auto).

Es, pues, un medio plenamente lícito, ajustado a la ley, siempre, por supuesto, que no concurran “violencia física ni fuerza en las cosas”.  También señala este tribunal que no se puede considerar delictivo el efecto persuasivo que puede provocar una protesta en las personas a quienes va dirigida (pág. 5).

Y añade: “Las manifestaciones y concentraciones que cotidianamente se llevan a cabo [...] se producen como medio de denuncia o protesta por las decisiones tomadas o que se van a tomar por los responsables políticos o económicos –y en ocasiones también por los jueces y tribunales–, constituyendo un mecanismo ordinario de participación democrática en la sociedad civil y expresión del pluralismo de los ciudadanos” (pág. 7 del Auto 81/14).

Las vías de la corrupción política en Murcia: el triunfo de las infraestructuras inútiles


Asistimos a un conflicto bastante serio en la ciudad de Murcia en los últimos meses, aunque más que conflicto es otra jugarreta de los políticos a una parte importante de ciudadanos con el fin de obtener un beneficio personal, no general.

Desde hace 30 años se reclama, por parte de los vecinos del sur de Murcia, el soterramiento de las vías del tren, que atraviesan la ciudad y dividen sus barrios. Sin embargo, lo que era una reclamación para que se soterrasen estas vías, se convierte ahora en una exigencia para que, se haga lo que se haga, ni se levante un muro ni se instale una catenaria: un muro que físicamente dividirá estos barrios y dificultará a algunos vecinos e imposibilitará a otros pasar al otro lado de las vías, aunque el hecho es que el muro ya se está levantando, y se están instalando los postes de la catenaria que conducirá 25000 voltios y que pasa junto a casas, parques y colegios.

Asistimos a una muestra de la ineficacia y, lo que es peor, de la indiferencia de las administraciones públicas y de las corporaciones locales para gestionar de forma respetuosa e igualitaria las infraestructuras de la ciudad de Murcia: mientras que en el norte se instaló un tranvía para llevar a los vecinos de la zona hasta los centros comerciales, la universidad pública y la universidad privada (destinos estos dos últimos sin usuarios en época de vacaciones académicas), con un coste sumamente deficitario (el Ayuntamiento paga un millón de euros al mes a la empresa concesionaria, y la deuda ya va por 316 millones), en el sur no solo no llega el tranvía para unir la ciudad y llevar a los vecinos hacia destinos más frecuentados como el Hospital de la Arrixaca, uniendo barrios y pedanías, sino que se dificulta la vida de los habitantes hasta extremos inauditos.

Asistimos al desarrollo y ejecución de infraestructuras inútiles, como el aeropuerto de Corvera, en cuya construcción se derrocharon cientos de millones (270 millones), cuyo mantenimiento cuesta 22000 euros al día, y que, aunque iba a ponerse en inmediato funcionamiento, lleva provisionalmente cerrado cuatro años, con los costes de mantenimiento que supone para el bolsillo de los murcianos (32 millones de euros en mantenimiento, de momento). Otras maniobras con las que se ha evaporado mucho dinero público y que no han servido para otra cosa que para enriquecer a unos pocos han sido Marina Cope, el Parque de la Paramount (para el que pidieron 17 millones…), la Zerrichera, Novo Carthago (donde se invitó al aforado expresidente Valcárcel a declarar en este caso donde tres familiares suyos estaban “investigados”), etc. Y no olvidemos que la expansión de la ciudad de Murcia hacia el norte les costó la imputación a unos cuantos.

Frente a estas infraestructuras que no sirve más que a los intereses económicos de unos pocos políticos y empresarios, se está erigiendo otra en medio de la ciudad de Murcia: el muro  de 5 metros y la catenaria de 25000 voltios para que el AV llegue cuanto antes y, de paso, el Corredor Mediterráneo. Sin embargo, la Plataforma Prosoterramiento, por asesoramiento de expertos independientes, ha dado otras muchas soluciones alternativas, como una estación provisional en Beniel o como la línea de Camarillas, con la que el tiempo para llegar a Madrid es prácticamente el mismo que el que los alcaldes, presidentes y ministros de turno prometen con el AVE, que en vez de ir recto pasará por Alicante.

El partido político que impide el progreso y la modernización de Murcia (pues la llegada de un tren no implica progreso cuando supone la exclusión social y la marginación de doscientos mil vecinos que se quedan encerrados al otro lado de las vías) es el PP, que acumula una lista de 835 imputados por la comisión de diversos delitos. ¡Ochocientos treinta y cinco! Y unos de los más recientes son el expresidente de la comunidad y el exalcalde de la ciudad; este partido sumaba allá por febrero más de 120 cargos y excargos "investigados" en la Región de Murcia; en el PSOE tampoco se quedan cortos. Pero no es de extrañar: en este país hay más de 1300 políticos imputados, y solo 87 están en prisión. Esto es Jauja, como se ve: ¡No en vano hace solo cuatro años llamaban a Murcia campeona de la corrupción!

Es realmente disparatado que el partido en el gobierno pida credibilidad (véase este mapa de la corrupción en Murcia: ¿hemos de creer a los amigos y sucesores de estos individuos?), cuando con respecto al tema del soterramiento su discurso no ha estado condicionado nunca por una preocupación de que la ciudad de Murcia mejore, sino por circunstancias ajenas al interés general de la ciudad. Como ejemplo véase y léase esta noticia de agosto de 2013 donde el expresidente Valcárcel y el exalcalde Cámara, para enfrentarse al gobierno central, defendían que el AVE "no puede llegar más tarde de los calendarios previstos, es decir, a finales de2014 y principios de 2015, [a una estación] que permita la llegada sin dividir a la ciudad", y que, "al mismo tiempo, no hubiera ninguna interferencia sobre el proyecto de soterramiento a su paso por los ámbitos urbanos de Murcia". Sin dividir la ciudad y sin interferir con el soterramiento: "debe permitir la llegada del AVE en 2015, sin por ello dividir la ciudad, porque son miles de murcianos los que habitan la zona sur de la ciudad".

Y, sin embargo, a ellos les da igual la destrucción y la degradación de la ciudad. Luego, si salen los trapos sucios, los tribunales de justicia tienen que invitarlos a declarar… Y ya si eso que declare Rita.

09 octubre 2017

Vecinos héroes (las vías bajo tierra)


Salen todos los días.
Quedan sobre las ocho de la tarde
y silban a las vías cuando pasa
un tren. Entonces marchan por las calles
de la ciudad. Vecinos
de los barrios del sur que solicitan
al alcalde, al ministro,
una vida sin muros ni clausuras
que encierren a los viejos del lugar,
ni catenarias bestias y desnudas
que acechen el colegio de sus hijos.

Estos vecinos míos, admirables
en su empeño, son todos mis vecinos.
Son los padres, las madres, y los hijos
y las hijas, los viejos, las ancianas,
los hombres, las mujeres,
los que salen con sus piernas,
con sus sillas de ruedas, andadores
o muletas: recorren la ciudad
para exigir justicia, que se cumplan
compromisos, decretos publicados
en el BORM por políticos que ahora
se niegan a cumplir
las leyes que ellos mismos aprobaron,
y le venden más humo
y le ponen más vendas
a esta ciudad herida.

Veintiséis días llevan
de marchas sin cesar,
pero son treinta años
de lucha vecinal.

Los ves por tu ventana.
Salen desde las vías, desde el paso
a nivel de Santiago. El mayor
movimiento social que se haya visto
en Murcia. Tú los oyes
pasar por la Gran Vía, la Redonda,
la Catedral, la Plaza de las Flores
y del Ayuntamiento, por la puerta
de tu casa, también por Mediamarkt,
a las nueve, a las diez,
a las once,  a las doce.

Ningún rincón escapa de sus gritos
unánimes y unidos. Los escuchas
con sus pitos, bocinas, cacerolas
andando sin parar todas las noches.
 
Si no has visto de cerca a estos vecinos
deberías bajar, cuando los oigas,
a la calle a mirar, reconocerte
en este padre que anda con su hija,
en este anciano que anda con bastón;
tu madre es esta vieja que camina
con un temblor de brazos, y tu hermana
esta mujer que lucha por su hija.

Mis vecinos son héroes
que luchan contra el tiempo, contra el muro:
se dejan el aliento
(¡las vías bajo tierra!)
por una vida digna,
por el soterramiento.

06 octubre 2017

Don Quijote a las vías

Si Don Quijote viniera
por estas tierras murcianas
a lomos de Rocinante
y en las vías se encontrara
que pa’ que pasen los trenes
han levantao unas mamparas*,
se liaría a dar mamporros
con la fuerza de su espada
al alcalde y al ministro
solos o en sesión plenaria
y arrancaría promesas
de conductas adecuadas
que favorezcan al pueblo
y no a empresarios sin alma,
y derribaría el muro,
y velaría sus armas
para que el soterramiento
al otro día empezara.

Mas lo mismo que a Andresillo
es seguro que pasaba
cuando siguiera el hidalgo
su camino hacia La Mancha:
como Juan Haldudo el rico
los políticos de marras
mostrarían su sonrisa
y sus mejores palabras
para seguir azotando
al pueblo y con argamasa
construyendo aqueste muro
que lo aísla y lo remata,
puesto que rompe los barrios
y a las familias separa.
 
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*Recuerde el lector que donde
Don Quijote ve mamparas
hay en realidad un muro
que a los murcianos distancia.

Lo que el ministro condenó en el caso de Cataluña en la reunión del Corredor Mediterráneo, lo pone en práctica para Murcia. Solución: Soterramiento


Las palabras tienen la peculiaridad de que cualquier día las usamos y se vuelven contra nosotros porque decimos lo contrario de lo que hemos dicho para defender lo contrario de lo que estábamos defendiendo. Esto le pasó a un tal ministro de la Serna en la reunión del Corredor Mediterráneo que se organizó en Madrid el pasado día 3 de octubre. Dijo lo siguiente al relacionar la cuestión catalana con el corredor mediterráneo:

«Algunos han decidido poner en riesgo la unidad del país y acabar con la soberanía nacional y con nuestro marco de convivencia, que ha dado las mejores cuotas de bienestar. El Corredor Mediterráneo representa, por el contrario, lo que nos une y nos vertebra. Un futuro de progreso y de nuevas oportunidades. Este proyecto es esencial para el país y este acto ayuda mucho». (Enlace)

Nótese que lo que él ha decidido es poner en riesgo la unidad de una ciudad, Murcia, sin respetar la soberanía que reside en el pueblo –y que se pronunció alto y claro acerca de lo que quería en la manifestación más multitudinaria de la historia de la Región–, y rompe, con su decisión y su postura, el marco de convivencia de los habitantes de Murcia; un marco que desde luego no ha dado las mejores "cuotas" (¿querría el ministro decir "cotas" pero le traicionó el $ubcon$ci€nt€?) de bienestar, dado que el soterramiento, tras treinta años de promesas y de haber sido presupuestado (y el dinero evaporado) nunca se ha hecho, pero que sin duda era mejor que el muro que se nos viene encima.

El corredor mediterráneo representa, por tanto, lo que fracturará la ciudad de Murcia y la romperá en dos mitades, donde la parte sur quedará marginada, segregada, excluida, y sus habitantes verán plenamente reducidos su movilidad y su acceso a servicios públicos. Se viene encima un futuro de estancamiento y de pérdida de oportunidades, devaluación de viviendas y de terrenos.

Este proyecto, sin duda, es esencial para que los poderosos empresarios –que darán buenos y bien remunerados puestos de trabajo a los políticos cuando estos dejen de serlo– se hagan más ricos, pues les costará menos mover sus mercancías y los precios, por supuesto, no los bajarán; para más inri, la obra para el transporte de sus productos se la pagamos nosotros con nuestros impuestos.

La Plataforma Prosoterramiento ha ofrecido muchas alternativas a este atropello a los ciudadanos que van a perpetrar el poder político y el poder económico, pues la Plataforma no se opone ni al AVE ni al Corredor: solo se opone a que estos trenes marginen, excluyan y segreguen por los siglos de los siglos a los vecinos de más allá de las vías...

05 octubre 2017

El extraño caso de las vías: estrategias políticas para justificar el no soterramiento


La noche del 3 de octubre tuvieron lugar unos extraños acontecimientos en las vías. La imagen parecía la típica de las veinte jornadas anteriores: a las ocho de la tarde los vecinos se congregaron en las vías, custodiadas por un fuerte dispositivo policial. Todo transcurrió con normalidad (al menos la normalidad propia de estos días de movilizaciones ininterrumpidas y pacíficas, como han sido siempre las convocadas por la Plataforma Prosoterramiento) hasta alrededor de las 21.30 h., cuando un grupo de agentes de intervención entró por Torre de Romo, avanzó por la calle peatonal que hay junto a Moto5 y llegó hasta las vías, donde había un grupo de gente tratando de destrozar el muro, lo que provocó una primera estampida. Tras esto, se quedaron todos estos policías en formación defensiva en las vías.
Esta fue la primera y última vez que los agentes intervinieron. A partir de entonces, y a pesar de los serios incidentes que se produjeron a escasos 200 metros en la vía, ni un solo policía movió un dedo para impedir que un grupo de personas, algunas de las cuales tapaban sus caras con diversas prendas (la prensa habla de “150 radicales”), destrozara el muro instalado esa misma mañana, metiera tubos grandes y contenedores en las vías y les pegara fuego varias veces.
Preguntado uno de los policías por los vecinos acerca de por qué no intervenían, la respuesta fue que tenían órdenes de quedarse allí: órdenes, pues, de permitir semejante destrozo. ¿150 radicales y no se detuvo a nadie? Qué extraño. Y qué extraño también que todo acabara completamente destrozado: hasta arrancaron los inmensos postes de acero. ¿Estarían anclados con palillos al suelo o es que estos radicales llevaban destornilladores y taladros industriales?
Dos días después, se multiplican las declaraciones de algunos políticos. El presidente de la comunidad autónoma, un tal López Miras, puesto a dedo por el expresidente, que está siendo juzgado por varios delitos y para quien la Fiscalía pide dos años de prisión; este joven presidente puesto a dedo, elegido por nadie, dijo (en una intervención televisiva donde miró más hacia la mesa que hacia el entrevistador o hacia la cámara, en un gesto no verbal que delata su incomodidad y su mentira) que con estos actos vandálicos y de sabotaje quizá no sea posible el soterramiento; en la misma línea se pronunció el ministro De la Serna: hay, dice, “un riesgo real” de que el contratista abandone. Aunque fue su policía la que no movió un dedo para evitar los destrozos, que, por otra parte, pagará el seguro. Otra cosa es que no les interese, que es lo que a todas luces parece…
Y mientras Adif dice a ratos que el soterramiento sigue adelante y se hará, también dice a ratos que todo está en peligro y que quizá no se haga.
Por tanto, tras una noche de destrucción provocada por gentes que no pertenecían al vecindario, con caras ocultas, con la inmovilidad y la más absoluta pasividad de la policía, que no levantó un dedo para detener a estos vándalos, el poder político se acoge a esta sucesión tan extraña y peregrina de acontecimientos para justificar (¡toma ya!) que no habrá soterramiento.
Entretanto, al día siguiente se produjo en Madrid la reunión para tratar el asunto del Corredor Mediterráneo, que deja el problema del AVE en pañales. Este corredor supone la entrada de cientos de trenes de mercancías que atravesarán no como un goteo, sino como una lluvia incesante la ciudad de Murcia.
Yo ya empiezo a pensar que la llamada vía provisional tiene poco de provisional y mucho de ampliación de las vías existentes para dar cabida a mayor tráfico ferroviario…

04 octubre 2017

Romance de las vías (Murcia + Soterramiento)

Noche del 3 de octubre,
cuando empezó el fuego
y ardieron las vías.
La poli vino a las vías
con sus escudos de plástico.
La gente la mira mira.
La gente la está mirando.

En las vallas conmovido
pita un niño su silbato
y mira con extrañeza
a los polis destemplados.

Huye, muro, muro, muro.
Si vienen los infiltrados
harán con tu materia
perlas de metacrilato.

Niño, déjame que encierre
a la gente de Santiago
y a los vecinos estériles
de estos parajes lejanos.
Traigo furgones y porras
para oprimir a estos barrios,
y órdenes de este gobierno
de que estos polis sonámbulos
inmóviles permanezcan
y quietos en este paso
mientras siluetas extrañas
ya me ponen bocabajo.

Huye, muro, muro, muro,
que ya huelo su propano.

Niño, déjame, no pises
los deseos de mis amos.

La poli sigue parada
en el paso de Santiago
mientras extraños incendian
contenedores de plástico,
le arrancan huesos al muro
y los lanzan con trabajo
para vulnerar las vías
y el tráfico ferroviario.

Los periódicos mañana
y los concejales blandos,
el delegao del gobierno
y el ministro del diablo,
ricos todos, señoritos,
le echarán los guijarros
a la tenaz Plataforma,
que lleva ya treinta años
con actitud responsable
de ejemplares ciudadanos
luchando por que soterren
las vías en estos barrios,
pero luchando con paz
y sin violencia avanzando,
y ahora lucha pa’ evitar
que encierren como a ganado
a los vecinos de Murcia,
que al sur se quedan rogando
que un muro de cinco metros
no deje incomunicados
a sus niños, sus familias,
sus viejas y sus ancianos.

03 octubre 2017

Los medios de comunicación de Murcia (La Verdad, La Opinión, Onda Radio) copian los eufemismos de los dirigentes políticos para enmascarar la realidad y engañar a los ciudadanos

Conocemos el poder que tiene el lenguaje para persuadir (aunque a veces las porras de la policía son más rápidas) y la perversión al que lo someten las distintas instancias políticas, institucionales y mediáticas con la finalidad de manipular a los ciudadanos, a quienes consideran, en general, altamente manipulables, y quien esto escribe es consciente de que no escapa, en mayor o menor medida, a esta premisa.
La perversión a la que últimamente están sometiendo a nuestra lengua no es inaudita, pero resulta alarmante por cómo de forma sistemática los medios de comunicación de Murcia repiten las palabras y el discurso del poder político.
Frente al término MURO elegido por la Plataforma prosoterramiento para designar a esa “placa de cualquier material que cierra o divide un espacio”, que es la definición que del término pared ofrece el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, y a pared remite como sinónimo la palabra muro, los políticos y sus medios de comunicación de masas (manipulación masiva) han elegido y utilizan de forma reiterativa, repetitiva y cansina hasta el paroxismo la palabra pantalla, y últimamente empieza a leerse también la palabra mampara en estos medios: la palabra pantalla repetida cinco veces en este artículo de Onda Regional de Murcia; y seis veces en este artículo de La Verdad, donde se repite tres veces la palabra mampara. En este último artículo, se dice: «trabajos de instalación de las pantallas, lo que los vecinos llaman "el muro"», y el redactor pone “el muro” entre comillas como si llamar muro a un muro fuera algo propio de alienígenas, o de analfabetos, o de manipuladores. O de radicales, pues circulan muchos comentarios, no dudo que realizados por gente que está en nómina del partido (no lo dudo, y no me extrañó comprobarlo al escavar un poco en las redes sociales), que acusan a la Plataforma de diversos disparates, cuando es de sobra conocido que son gentes de nuestros barrios que llevan 30 años luchando por una vida sin vías, y ahora luchan por unos barrios sin muros que les jodan la vida.
En este otro artículo de La Opinión se usa un par de veces la palabra pantalla: la primera como propia del periódico («obreros han comenzado a instalar las pantallas acústicas y transparentes) y la segunda en boca del Partido Popular «El PP aclaró el mes pasado que a lo que los vecinos llaman muro “son en realidad pantallas de metacrilato transparente que se han instalado a modo de seguridad”»). En el titular se pone entre comillas la palabra “muro”, como si la palabra muro fuera una palabra extraña para designar un muro.
Desde luego, desde el punto de vista de estos periodistas, los académicos de la lengua deben de ser, como los integrantes de la Plataforma, unos analfabetos, o unos alienígenas, o unos manipuladores.
Quizá en breve veamos en estos medios de  comunicación murcianos un titular donde se diga que se está instalando una ligera cortina de ducha para proteger a los ciudadanos del polvo de las vías.

El muro de Ballesta encierra a los barrios del sur / El Ayuntamiento de Murcia segrega a los vecinos del sur / El soterramiento debería empezar por el consistorio municipal /

Es bien sabido que los políticos hacen y deshacen a su antojo, según manda el dinero, que a fin de cuentas determina todas sus actuaciones, que supuestamente deberían estar movidas por la búsqueda del interés general, el bien común y todas esos conceptos e ideas que se pueden leer en papeles como la Constitución y demás leyes que rigen el funcionamiento de nuestra sociedad.
La decisión del gobierno regional y del consistorio de la ciudad de Murcia suponen una violación flagrante del interés general de los murcianos: segregar durante al menos seis años a la población de los barrios del sur de Murcia, con el deterioro irreversible que esta marginación y exclusión supondrá para los vecinos por el muro. Asistiremos a la devaluación de las viviendas de la zona, tanto de las antiguas como de las de relativamente reciente construcción (hace en torno a 6 o 7 años que no se construye en Ronda Sur); al aislamiento de personas mayores con dificultades de movilidad, que constituyen una parte importante de la población de estos barrios; a la aparición de serias dificultades e impedimentos físicos para el acceso a servicios públicos y comercios radicados en el otro lado de las vías; a pérdidas de tiempo por el colapso del tráfico, ya saturado hoy en día, en la salida y entrada a Murcia por Ronda Sur; a la separación de familias que viven a uno y otro lado de la vía; a la imposibilidad de que los niños vayan al colegios, los chavales al instituto o a las escuelas de música, a la tienda de libros de segunda mano, o a la piscina municipal del Infante.
En tanto que los barrios del norte de Murcia (zonas de Juan Carlos I, Juan de Borbón, etc.) crecen de una manera apabullante, y su acceso a servicios públicos se multiplica y se favorece, los barrios del sur asisten impotentes a una merma en sus infraestructuras y en sus vías de comunicación con el resto de la ciudad. Si en el norte hay un  tranvía deficitario y parasitario de las arcas públicas, en el sur hay un muro inmenso que impide el paso; si en el norte hay centros comerciales, en el sur hay solares abandonados por los constructores; si en el norte hay grúas que levantan nuevos edificios cuyas viviendas se venderán a precios de vértigo, en el sur hay máquinas que cavan hoyos para levantar pantallas de metacrilato, que según los políticos de turno no son muros, y aquí se ve su ignorancia extrema o su inaudita capacidad de mentir y manipular, pues la Real Academia de la Lengua Española define muro como pared, y pared como “placa de cualquier material con que se divide o cierra un espacio”. Si la zona norte la riegan para que crezca, la sur la fumigan para que muera.
Dice el alcalde de Murcia, el señor José Ballesta, apodado Ballesta el Segregador por los vecinos del sur, aunque también se han escuchado en algunas bocas las voces Ballesta el Separatista,
Ballesta el Marginador,
Ballesta el Muros,
Ballesta el Fronteras,
Ballesta el Destructor de Barrios,
Ballesta el Incomunicador,
Ballesta el Aislador,
Ballesta el Fingidor,
Ballesta el Usurpador,
Ballesta el Separador,
Ballesta el Traidor,
Ballesta el Enterrador,
Ballesta el Secretor,
Ballesta el Discriminador,
Ballesta el Disgregador,
Ballesta el Exclusor,
Ballesta el Rompedor,
Ballesta el Repudiador,
Ballesta el Divisor,
Ballesta el Fraccionador,
Ballesta el Quebrador,
Ballesta el Apartador,
Ballesta el Expulsor,
Ballesta el Desterrador,
Ballesta el Sepulturero,
Ballesta el Exiliador,
en una letanía infinita que ni las de Baudelaire ni las de la Virgen; en fin, este señor dice que no hay “ningún tipo de fractura entre la sociedad y la clase política”, y lo dice el día que afirma que va a llevar a la reunión de Murcia Alta Velocidad la moción en que se aprobó el mantenimiento de los pasos a nivel, mientras que al día siguiente empiezan las obras de cierre de los pasos a nivel, encerramiento de los vecinos y levantamiento de muros. Ningún tipo de fractura, dice este señor, que ha roto los barrios y sus vidas. Es obvio a todas luces que estas palabras son tan fingidas, tan falsas, tan apócrifas como las incontables promesas de soterramiento que su partido contrapopular (un partido que está en contra del pueblo) ha hecho en las últimas décadas. La realidad es que hay una fractura tan grande como el muro que ha mandado levantar, una fractura inmensa, profunda. Ya lo decía Miguel: no hay en Murcia herida más grande que esta fractura.
Hoy han empezado a levantar el muro, han cerrado el paso a nivel de Santiago el Mayor y los dirigentes de esta localidad han mandado a sus policías para que intimiden y peguen a los vecinos. Hoy han empezado su particular manera de sepultar: al no soterrar las vías, soterran los barrios, los entierran en la marginación y en la exclusión más absoluta. Un muro declarado ilegal por los servicios jurídicos del Ayuntamiento de Murcia, un muro a cuya construcción se  opuso el Pleno del Ayuntamiento (sin el PP), (e incluso antes también el PP), un muro al que se opusieron más de cincuenta mil murcianos en la manifestación del sábado 30 de septiembre.  Pero Ballesta el Segregador, Ballesta el Muros, sigue usando buenas palabras y diciendo que todo está bien, como si no pasara nada. ¡Como si no hubiera fractura!